1.1 PROYECTOS APLICADOS A LA REDIMENSIÓN AFECTIVA Y
COMPORTAMENTAL.
1.1.2
LAS TECNOLOGÍAS EN EL DESARROLLO
DE COMPETENCIAS Y LA COMUNICACIÓN.
En la actualidad, la sociedad se desenvuelve en una etapa de
continuos cambios desde distintos ámbitos, tales como, impactos políticos,
relaciones de mercado, la globalización, la incorporación de nuevas tecnologías
de información, entre otros. Estos hechos conllevan a la educación hacia la
búsqueda constante de procesos que le permitan adecuarse a los cambios científicos
y tecnológicos y sitúan, la actividad educativa en un plano importante, que
traspasa muchas veces el aula de clases, así pues las reformas educativas,
tienen como fundamento la necesidad de responder a los requerimientos que
plantean las nuevas relaciones entre sociedad, conocimiento, comunicación y
educación.
Hoy
en día, las exigencias de la sociedad, economía y política, tienen
implicaciones educativas directas, ya que demandan al sistema escolar nuevas
competencias intelectuales a la altura de los cambios tecnológicos en su tarea
formativa, capaces de responder al contexto social donde se desenvuelve, es
decir, las transformaciones económicas, políticas y sociales le confieren al
sistema educativo la responsabilidad de generar el conocimiento para el
desarrollo de los cambios futuros en la sociedad. Esto implica revisar modelos
educativos, redimensionar la labor del docente, las estrategias utilizadas y
los aprendizajes logrados.
Se parte de la idea, que el escaso manejo de las tecnologías en el
proceso de enseñanza-aprendizaje puede estar relacionado con la actitud que los
alumnos, actores fundamentales de la educación, tienen frente a las nuevas
tecnologías, ya que para la ejecución de conductas vinculadas a su desempeño en
el aula, necesita una predisposición hacia la investigación de las nuevas
estrategias de educación, y es en las actitudes donde cae el mayor peso, debido
a que ellas cumplen un papel mediador en la necesidad del uso de las
tecnologías. En este caso, el objeto actitudinal y la ejecución del mismo, es
decir, la respuesta, relacionándolo con los pensamientos y sentimientos que
tienen los sujetos hacia el manejo de las nuevas tecnologías de información y
comunicación, de manera de conocer los beneficios o perjuicios de la conducta
adoptada.
La
comunicación, como todo proceso que implica relaciones humanas, es muy
compleja, sobre todo si se trata de motivar, orientar, convencer, distribuir
funciones o, en otras palabras, dirigir procesos sociales, por lo que resulta
de gran significación para los docentes. Existe consenso entre los estudiosos
de la dirección de que no es posible concebir la acción de dirigir sin que
existan las comunicaciones. Por esta razón se plantea que el proceso de
dirección es esencialmente un proceso de comunicación social.
Incluso,
el objetivo que se supone alcanzar dentro de cualquier organización podrá
lograrse únicamente a través del uso de comunicación, pues en la actividad de
dirección se indican objetivos, se establecen coordinaciones, se aclaran responsabilidades
y se delega autoridad. Se hacen también retroalimentaciones, se persuade e
impulsa a los profesores y demás agentes educativos, se estimula, se sanciona y
son utilizadas en reuniones, despachos, controles, negociaciones y contactos.
De igual forma, la función educativa y formadora del dirigente, especialmente
del educacional, depende de manera esencial de la comunicación que éste
establece, dentro de las competencias.
Todo
ello implica que el éxito de la puesta en práctica de cualquier estrategia de
desarrollo de una institución depende, de manera esencial, de la comunicación
que establece el maestro con el alumno y los familiares de este, y que una de
las competencias esenciales que debe poseer dicho dirigente, como requerimiento
indispensable para su desempeño profesional, es la competencia comunicativa.
Puede
afirmarse que la persona que no haya desarrollado sus competencias comunicativa
en correspondencia con la actividad que ejecuta carecerá de un instrumento
fundamental para concebir y desarrollar exitosamente una reunión, dirigir un
proceso, delegar autoridad y motivar a sus colaboradores hacia el cambio
necesario, por lo que es preciso dirigir de manera consciente los esfuerzos
hacia su desarrollo en los dirigentes, y la principal vía a utilizar es la
capacitación.
Esta
compleja tarea eleva de modo particular la necesidad de dotar a los maestros de
una preparación sólida y eficiente que les permita resultar competentes,
comprender y asumir los cambios que tienen lugar en el mundo actual, así como
potenciar la preparación y actuación de sus subordinados en función de la
misión de la institución, apoyándose en el uso de tecnologías, que le permitan dar
un aprendizaje de calidad.
Así mismo, es importante resaltar, que a pesar de la influencia
ejercida por parte de los docente sobre los alumnos en el aula, existe un
porcentaje de estos alumnos cuya actitud hacia el uso de las tecnologías se
hace presente en cada una de las áreas de su vida, especialmente en el aula,
donde éstos pueden destacarse dentro de la misma, gracias a la buena
disposición que tienen hacia el manejo de ese cúmulo de herramientas, las
cuales no sólo le permiten un mejor aprendizaje, sino también la fácil
incorporación a cualquier ambiente de trabajo, por su capacidad de abrirse a
los cambios continuos y hacer frente con propiedad a los nuevos desafíos que se
les pueden presentar a lo largo de toda su vida, por lo tanto la comunicación
va de la mano con el uso de las tecnologías, mismas que desarrollan habilidades
tanto en el alumno como en maestro.
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